Esta Luna Llena la representa en su totalidad nuestra “Semilla” de hoy. Hombre de mano dura, mente abierta y corazón joven.
Por todos es sabido que MacArthur era Mason.
Existe un ensayo que muchas personas creen influyó en la mente y corazones de los japoneses y que hizo que se convirtieran en la potencia mundial tecnológica que ahora son. Dicho ensayo fue escrito por Samuel Ullman, un autor que pocas personas conocen. El bisnieto de Ullman, Richard Ullman Rosenfield llegó a mencionar alguna vez que se sentía intrigado por la «trayectoria espiritual» del ensayo, especialmente en Japón.
Se dice que el general Douglas MacArthur había citado a menudo ese ensayo -que se conoce como Juventud (Youth)-, y que durante la campaña del Pacífico había conservado en su escritorio un ejemplar enmarcado del mismo. Se cree que los japoneses tomaron el texto del cuartel general de MacArthur, en Tokio y posteriormente lo tradujeron.
Por increíble que parezca, este texto de casi 90 años ha servido de apoyo a gran parte de la productividad japonesa y constituye la guía filosófica de numerosos hombres de negocios. Muchos llevan una copia desgastada del texto en la billetera.
Algunos dirigentes japoneses consideran el referido ensayo un puente entre ambas culturas. Si los occidentales logran comprender la veneración que inspira al japonés, quizá entiendan mejor el que el hombre de negocios nipón busque el sustento espiritual en medio de la abundancia de bienes materiales.
En septiembre de 1987, varios cientos de prominentes hombres de negocios y funcionarios se reunieron en Tokyo y en Osaka a rendir homenaje al ensayo de Ullman. Abundaron allí los testimonios de alabanza; entre ellos, el de Konosuke Matsushita, fundador de la Compañía Panasonic, quien expresó que desde hacía 20 años «Juventud» había sido su lema.
Samuel Ullman nació en Alemania en 1840 y se fue a vivir muy pequeño a Estados Unidos. Fue un comerciante en Ferretería y tenía vocación de servir a la comunidad. Comenzó a escribir a los 70 años.
He aquí el texto traducido de Youth, Juventud.
La juventud no es una época de la vida; es un estado mental. No consiste en tener mejillas sonrosadas, labios rojos y piernas ágiles. Es cuestión de voluntad; implica una cualidad de la imaginación; un vigor de las emociones; es la frescura de las profundas fuentes de la vida.
Juventud es el predominio temperamental del arrojo sobre la pusilanimidad de los apetitos; del ímpetu aventurero sobre el apego a la comodidad. Esta actitud a menudo se encuentra más en un hombre de 60 años que en un muchacho de 20. Nadie envejece meramente por el número de años que ha cumplido. Envejecemos cuando desertamos de nuestros ideales.
Los años pueden arrugar la piel; pero cuando se renuncia al entusiasmo le salen arrugas al alma. Las preocupaciones, el temor, la falta de confianza en uno mismo, encogen el corazón y aniquilan el espíritu.
Lo mismo a los sesenta años que a los dieciséis, en todo corazón humano palpitan el ansia por lo maravilloso, el constante apetito -como de niño- por lo que ha de venir y la alegría inherente al juego de la vida. En el centro del corazón -del tuyo y del mío- existe una estación de radio. Mientras reciba mensajes de belleza, esperanza, alegría, valor y fuerza, tanto de los hombres como del infinito, seguirás siendo joven.
Cuando se abatan tus antenas, cuando las nieves del cinismo y el hielo del pesimismo cubran tu espíritu, entonces sí habrás envejecido, aunque sólo tengas veinte años. Pero mientras tus antenas sigan alto, dispuestas a captar las ondas del optimismo, hay esperanzas de que mueras joven, aun cuando seas un octogenario.